Buen día estimado lector, como usted puede darse cuenta, este blog ha tomado por costumbre exponer sus entradas los días domingos y miércoles de cada semana, y como seguramente ya lo habrá notado, el día de ayer no ha sido publicado ningún articulo.
Últimamente su humilde servidor ha tenido que atender algunos asuntos de índole familiar, pero como esto no es pretexto para dejar descuidado esta pequeña web, vengo a dejarles las ya acostumbradas letras del domingo en este día lunes, con la confianza de que disculpara usted estos pequeños inconvenientes.
Sin más preámbulo, entremos en detalles, el genealogista mexicano Guillermo Fernández de Recas recoge en su libro Cacicazgos y nobiliario indígena de la Nueva España (México, Unam, 1961) la existencia de una Real Cédula otorgada por Carlos V a favor de Gaspar de los Reyes Alfaro, cacique de Xilotepec, donde se expresa que “en premio a su buen servicio como fue el haber arriesgado su vida, por defender mi real corona en defensa de la Fé, me he dignado de honrarlo y distinguirlo con el título de Conquistador de Chichimecas”
Sobre este asunto, Margarita Menegus Bornemann en su obra El cacicazgo en Nueva España y Filipinas (México, Unam, 2005) cita la obra de Fernández de Recas y añade que en la misma cédula el Rey hacía merced al cacique del derecho de poner en su casa las armas reales, castillos, leones, flor de lis, cetros y la corona real para que “con esta memoria de tenerlas presentes a la vista, le sirva de blasón, y de ser más leal con su rey y le servirá de freno para jamás ser traidor a la corona”. Prosigue la autora indicando que se le otorgaba también el privilegio de poder cargar por escudo en su casaca un águila imperial de dos cabezas, ya fuera bordada en plata, o de plata maciza, para que fuera reconocido como caballero.
Águila imperial bicéfala como la concedida a Gaspar de los Reyes Alfaro para que la usara bordada en plata, o de plata maciza. |
El documento en cuestión sería posteriormente reivindicado por los descendientes del cacique y así en el Archivo General de la Nación de México (vol. 1394, exp.6,. f.11) se registra que en el año 1809 Luis Casimiro Alfaro, de Salamanca (Guanajuato), requería que se le entregase testimonio de la Real Cédula en que se concedían ciertos privilegios a Gaspar de los Reyes Alfaro.
No obstante, también sobre este mismo privilegio hace mención David Charles Wright Carr en una ponencia acerca de Tradiciones orales, manuscritos e historiografía. Visiones indígenas de la conquista y colonización del Bajío (I Congreso internacional de historiografía guanajuatense, Universidad de Guanajuato, 2005). Cita una serie de documentos apócrifos sobre conquistadores otomíes que se han venido hallando en diversos lugares y entre ellos una colección conservada en el Archivo Parroquial del Señor del Hospital, de Salamanca (Guanajuato), donde aparece un documento fechado en 1761 que dice ser copia de una cédula de Carlos V de 1541 otorgando título de conquistador de Chichimecas a don Gaspar de los Reyes Alfaro y concediendo amplios privilegios a sus descendientes. Para el autor, éste y otros muchos documentos que supuestamente transcriben originales del siglo XVI constituyeron realmente falsificaciones, totales o parciales, destinadas a legitimar en siglos posteriores la autoridad política de los caciques, para dar soporte a reivindicaciones de tierras y consolidar la identidad étnica.
En contraparte, existen motivos para dudar del documento, en lo que respecta a la concesión heráldica. En 1480 los Reyes Católicos decretaron que en adelante las armas reales sólo podrían ser usadas por los reyes y que nadie, fuera cual fuese su dignidad o títulos, estaría facultado para hacerlo, ni en su forma principal ni como orla o de alguna otra manera. Resulta insostenible considerar que un cacique de México, no especialmente significado en la conquista española, hubiera obtenido la exorbitante merced de poder usar las armas reales en la puerta de su casa.
Además la descripción de las armas reales resulta incongruente ya que se mencionan castillos, leones, flor de lis, cetros y la corona real, lo que hace referencia a un escudo simplificado de España, con las flores de lis en escusón, novedad introducida a partir del reinado de los Borbones en España, con Felipe V. Las verdaderas armas reales de Carlos V eran sumamente complejas ya que incluían no solo los estados bajo soberanía del monarca como rey de España sino como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Resulta por tanto disparatado tanto el que se concediera el uso de armas reales como la descripción de éstas.
Es probable, no obstante, que desde tiempo inmemorial hubiera caciques en Xilotepec con el apellido Alfaro y que con algún fundamento quisieran reforzar sus derechos alegando que éstos se remontaban a los tiempos de la conquista española. Esperemos que nuevas investigaciones bien documentadas puedan ayudar a deslindar realidad y ficción.