Hace tiempo, el ya muy estimado amigo de México Heráldico, Arturo Rodríguez López-Abadía, me remitió unas líneas sobre la entrada titulada Me atrevo a llamarla “Heráldica Prehispánica”, en las que muy amablemente expone:
Muy buena entrada, ingeniero.
Sin embargo, y aplicando al pie de la letra lo que es la heráldica, sugiero que agregues una foto del conocido como Escudo de Moctezuma, que son puras armas parlantes. Significando Xocoyotzin coyote aullador, el escudo conservado en Viena es más que probable que perteneciera al tlatoani Moctezuma.
La imagen aparece en Google si buscas Moctezuma Feather Shield.
Un saludo,
Arturo
Es por eso que esta entrada esta dedicada a su persona, e intentaremos llegar al fondo este tema.
Iniciare diciendo que un Chimalli, es una palabra de origen náhuatl que significa escudo o protección. Eran escudos hechos con diversos materiales; por ejemplo, madera, con la que se fabricaban los llamados "cuauhchimalli", o bien, podian ser elaborados con caña de maíz, con la que se confeccionaban los "otlachimalli". También había escudos hechos con oro, o decorados con trabajos en plumas, llamados "māhuizzoh chimalli".
Y del mismo modo que en el medievo, estos escudos eran utilizados en la guerra, decorados con símbolos o, ya sea de los gobernantes, glifos de las ciudades o de las órdenes militares prehispánicas a la que perteneciere su dueño, como se ve en la imágenes del códice Mendoza que les presento a continuación:
Diferentes Guerreros Aztecas según el Códice Mendoza |
Guerrero Jaguar según el Códice Mendoza |
Anverso |
Reverso |
Ahora bien, dándome a la tarea de investigar que pasa con este chimalli, existe la necesidad de aclarar algo y salir juntos de este mal entendido, y es que este escudo, no es el chimalli personal del Emperado Moctezuma Xocoyotzin, sino del Emperador Ahuízotl, el cual gobernó Tenochtitlan de 1486 a 1502.
Y lo que es perfectamente cierto, en una terminología estrictamente heráldica, es que son las armas parlantes de su dueño y contiene un carácter completamente bélico.
Sobre el fondo rojo se dibuja la figura de un coyote emplumado, de cuyo hocico emerge el símbolo o metáfora de la guerra: Atl Tlachinolli, Agua quemada o Agua y Campos Quemados.
La razón es simple, Ahuízotl, en la mitología azteca, es monstruo acuático con el tamaño y la forma general de un coyote pero con manos y pies de mono, orejas puntiagudas y cubierto de pelaje gris oscuro de aspecto resbaladizo similar al hule que, fuera del agua una vez mojado se apelmazaba en mechones que parecían espinas y por los que el ahuízotl recibe su nombre: en náhuatl a(toyatl) significa "río" y huiz(tli) "espina". Disponía también de una cola larguísima rematada con una mano con la que atrapaba a todo aquel que se acercara a las charcas y cursos de agua donde habitaba y lo ahogaba.
El ataque del ahuízotl, que estaba al servicio de las divinidades de la lluvia, suponía que los dioses habían elegido a la víctima y sus almas eran portadas al paraíso. Los cuerpos de los infortunados, que sólo podían ser tocados por sacerdotes debido al interés de los dioses por sus almas, siempre aparecían a los tres días del ahogamiento y a todos ellos, la bestia les había arrancado los ojos, las uñas y los dientes en el interior de su gruta subacuática. Generalmente, el ahuízotl atraía a los humanos, especialmente a los pescadores, llorando como un bebé desde las orillas y a veces provocaba remolinos que expulsaban fuera del agua a peces y ranas.
Ataque del Ahuízotl, según el Códice Florentino |
Museo de Etnología de Viena |
Saludos, y nos leemos en la siguiente entrada.