Mis muy queridos lectores, el día de hoy tengo el peculiar gusto de recordar una vez más mi discreto natalicio, celebrado ayer 18 de diciembre, y con respecto a esto, festejare heráldicamente este día pecando de soberbio y escribiré unas líneas acerca de como llego el apellido Ávila a tierras mexicanas, apellido del cual me siento orgulloso y sobre el cual me daré el capricho de escribir.
Primeramente hablare de su origen; etimológicamente, originario de la ciudad castellana del mismo nombre, antiguamente Abula. Derivaría de un antropónimo germánico, Abila, o bien del nombre personal Awila. También se ha citado Abyla, un promontorio de Mauritania, por lo que se le ha llegado a atribuir un dudoso origen fenicio.
Geográficamente, desde la ciudad de Ávila, dos grandes familias extendieron el apellido por ambas Castillas, Navarra y el resto de la península Ibérica, donde se encuentran otras casas solares; varias ramas llegaron a América.
Los descendientes, que contaron con títulos de nobleza e ingresaron en órdenes militares, llegaron a ocupar cargos de responsabilidad, como gobernadores o alcaides mayores.
El apellido posee privilegio de hidalguía por cuanto Diego de Ávila, en 1528, hizo prisionero al rey de Francia en la batalla de Pavía.
Otros títulos que han sido concedidos a estos linajes son, por ejemplo, el que Don Felipe II concedió el 30 de Octubre de 1557, el título de Marqués de Velada a Don Gómez Dávila, VIII Señor de San Román, Velada y Guadamora.
La Grandeza de España, concedida por Don Felipe III en 1614 al II Marqués Don Gómez Dávila, caballero de la Orden de Calatrava. Don Diego Velázquez Dávila y Bracamonte fue creado Conde de Uceda en 1581, título que en 1599 cambió su denominación por la de Marqués de Loriana a favor del II Conde Don Juan Velázquez Dávila y Guzmán.
Don Enrique Dávila Guzmán y Toledo fue creado Marqués de Povar el 16 de Febrero de 1612. Don Carlos II creó Conde de Montegil a Don Bartolomé Benito Dávila y Flórez (4 de Junio de 1696), y Marqués de Villamarta-Dávila a Don García Dávila y Ponce de León (11 de Diciembre de 1699). Don Felipe V creó Marqués de Grañina, el 18 de Julio de 1714, a Don Jerónimo Dávila.
Las armas primitivas de este apellido son: en campo de oro, seis roeles de azur.
En México, el apellido llego por medio de Alonso de Ávila, conquistador español, nacido en Ciudad Real en 1486, con la expedición de Pedrarias, se estableció en Cuba y de ahí partió a la conquista de México, donde murió en 1542, este personaje traía por armas un león rampante de gules, perfilado de oro, sobre un campo de azur.
Con respecto a esto, citare textualmente un pequeño fragmento de lo escrito por Fernando Benítez en su libro Los Primeros Mexicanos: La Vida Criolla en el Siglo XVI, en el capitulo VII: Los Ávila, una familia de emplazados.
Un destino sombrío y desagradable pesaba sobre los miembros de la familia Ávila. El primero de ellos que apareció en México fue el capitán Alonso de Ávila, y vino con Hernán Cortés desde la isla de Cuba. Sólo figuró en la expedición de la conquista de México hasta el desastre de la Noche Triste, pero ganó renombre de soldado esforzado a juzgar por el retrato minucioso que de él nos ha dejado Bernal Díaz del Castillo. Tenía en 1519 treinta y tres años, buen cuerpo y alegre rostro. Sus palabras eran claras y expresivas, y mostraba franqueza en su trato con los camaradas, pero al mismo tiempo, como español del siglo XVI, le gustaba mandar y no ser mandado…
…después de haber caído Tenochtitlán en manos de los españoles. Cortés lo nombró entonces contador de la Colonia, fue el primero de la Nueva España, y le dio la importante encomienda de Cuauhtitlán…
… Antes de la llegada de Martín Cortés, Alonso de Ávila podía considerarse como el criollo más privilegiado de la Nueva España…
… En 1524 apareció en México el segundo de los Ávila, un hermano de Alonso llamado Gil González de Benavides. Este oscuro aventurero del Caribe, cuya vida es una hipótesis interminable, se unió a Cortés en la desastrosa expedición a las Hibueras, obtuvo, de vuelta a México, que Alonso le enviara desde Yucatán un poder “para que tuviese en sí y se sirviese del pueblo de Cuauhtitlán” y pronto llegó a figurar destacadamente entre los primeros encomenderos de la Nueva España…
Y finalmente y para cerrar esta entrada, les presento mis armas personales, las cuales están en proceso de validación para que se me otorgue la cédula correspondiente.
Saludos y nos leemos en la siguiente entrada.